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jueves, 24 de febrero de 2011

Pero la Suerte le llevó hasta Viena


"El rapto del serrallo o Die Entführung aus dem Serail”

Para Cuando Mozart terminó de componer "Idomeneo, re di Creta" y representarla, exitosamente en enero de 1781, no podía esperar lo que le sucedería después. Un altercado con su "protector", el arzobispo Colloredo, supuso su marcha de Salzburgo pero la suerte le llevó hasta Viena donde el emperador José II, creador de un Teatro Nacional de Ópera Cómica, le encargó una obra para dicho teatro y en alemán. El rapto del serrallo o “Die Entführung aus dem Serail” es, propiamente hablando, un "Singspiel", esto es, un espectáculo musical mezclado de canto y recitación en prosa, con un argumento que adquiere tono de farsa. Mediocres pero agradables compositores (entre ellos Dittersdorf, contemporáneo de Mozart) proporcionaban las melodías para ese género, sin hacer mucho caso de la propiedad escénica y dramática de la obra.

Su estreno se realizó en Viena, el 16 de julio de 1782, en el teatro creado por el emperador y puede ser catalogado como el primer gran éxito popular, a pesar, de la acogida fría del público asistente al estreno. ¿ Por qué? Porque nadie se esperaba una ópera en lugar de un singspiel (donde, por ejemplo, suele haber mucho más diálogo y donde las piezas musicales no suelen tener la riqueza musical de esta gran ópera mozartiana) y que se resume en el conocido comentario del emperador "Demasiado hermoso para nuestros oídos, mi querido Mozart, y hay demasiadas notas". Sólo hasta principios del siglo XX consiguió tener relevancia fuera de territorios de lengua germánica pero, en la actualidad goza de fama mundial ya que el maestro salzburgués es uno de los pocos compositores que consiguió que el alemán, idioma complejo musicalmente, sonara perfecto, melódico.

El argumento es sencillísimo: en la playa, ante el palacio del Bajá, un tenor, Belmonte, viene buscando entre afligidos lamentos a su novia Constanza, caída en manos de los turcos. Gracias a la ayuda de su astuto criado, Pedrillo, que ha entrado al servicio del Bajá en busca de su propia novia (Blonde, también prisionera), Belmonte consigue eludir la vigilancia del terrible Osmín, guardián del serrallo y amo de Blonde, y así puede encontrar a su Constanza.

Por dicha, todavía no se ha perdido nada: Blonde, con su vivacidad de lenguaje y su ánimo valeroso, sabría defenderse aunque fuese de todo un regimiento de jenízaros, y la suave y desarmada Constanza ha tenido la fortuna de hallar un melifluo Bajá muy caballeroso, el cual no quiere en absoluto coger el fruto antes de que esté maduro y espera a que Constanza se enamore de él.

Fracasada la fuga de los cuatro, son encadenados y conducidos ante el Bajá. Se descubre que Belmonte es hijo de un almirante cristiano, bárbaro y atroz enemigo del Bajá, causa de sus innumerables desgracias. Constanza se dispone a morir feliz junto a su afligido Belmonte; Pedrillo está aterrorizado, pero Blonde no se desanima. El tremendo Osmín está contentísimo y ya saborea el espectáculo de dos cristianos colgados, empalados, asados vivos o descuartizados.

Pero el caballeroso Bajá, después de regodearse un momento con sus ideas de venganza, le dice a Belmonte: "Llévate a Constanza, date a la vela hacia tu patria, y di a tu padre que te he tenido en mi poder y que te he dejado libre para que él sepa que es mayor satisfacción pagar una ofensa con un beneficio que amontonar ruinas sobre ruinas". Naturalmente, también Blonde y Pedrillo son indultados. En el final, en un maravilloso andante sentencioso, los cuatro enamorados expresan su reconocimiento cubriendo las exclamaciones del aterrorizado Osmín, y después se van, felices y satisfechos, entre un coro de jenízaros.



El final turko de El Rapto en el Serrallo, tomado de la Pelicula "Amadeus"
Si pueden veanla no es verídica, pero es muy divertida y te acerca al mundo de la música de Mozart.

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